de otro tiempo
Hay cosas que, en la memoria se conservan con cierto agrado, conociendo haber cumplido con la ética que las circunstancias mantenían junto a los criterios personales que humanizaban las conductas sociales envueltas en los entresijos del servicio y al servicio de un legado de poderes establecidos socialmente. Y digo que en la memoria flotan con agrado que, incluso deshacerme de estas cosas íntimas, me resulta penoso. Como si fuera la pérdida de parte de mis viejas ilusiones.
Rompo mi silencio en honor a los buenos amigos y abro mi corazón para recordar viejos tiempos en la celebración del cincuenta aniversario de la F.P. en XÀTIVA. Valga pues mi sinceridad, como principal motor de elogio a quienes la hicieron posible y mi humilde contribución al trabajo diario en el equipo de grandes hombres, que supieron llenarla de contenido, ideario e ilusión, cuando la época y las circunstancias no daban esperanzas a su éxito actual.
Una de las misiones, en las que creí entonces a mi reservada, fue lo que hoy modernamente y pomposamente se llama “CONOCIMIENTO DE LA NATURALEZA”, es decir: vivir el entorno de la naturaleza.
Los alumnos, muy niños aún, demostraban a un buen observador, las carencias de aquella época de restricciones, o sea, alimentación y cariño. Creí que era la parcela a mi reservada.
Con la complacencia de la Dirección y la ayuda de mis buenos amigos, MORRO RAMÍREZ y PÉREZ CONTEL, iniciamos unas jornadas de convivencia en plena naturaleza en el albergue de ALBORACHE.
Los niños comían, jugaban y aprendían. Piscinas a su disposición. Campos deportivos. Horas de prácticas culturales y horas de paseos por las pinadas lindantes.
Aprendieron coleccionismo, dibujo, pirograbado, trabajos en barro, yeso, etc. Teníamos un buen colaborador en la figura de Don JOSÉ CERVERO ALABAU, Párroco del Carmen.
Estas reuniones de convivencia en el Albergue, se celebraron con cierto éxito entre los alumnos, lo que llevó a las Autoridades de Valencia a extenderlas a otras Escuelas, convirtiendo ALBORACHE en un centro de convivencia juvenil.
De esta época recuerdo la colaboración desinteresada de unos Maestros de Taller, como los buenos amigos ENRIQUE TORMO y el veterano ENRIQUE SANCHIS, “el mañá”, que enseñaron a trabajar el alambre dándole formas artísticas. Inapreciable fue la colaboración de MELCHOR PEROPADRE enseñando música y construyendo utensilios de ritmo, con cañas, latas de conserva, etc., para acompañar las canciones en boga. Con estos toscos utensilios y buena voluntad se interpretó el “AL VENT” de RAIMON a varias voces, contra todo pronóstico, conocido en la época.
Se hicieron los primeros CONCURSOS DE PAELLAS y mientras no se demuestre lo contrario, cabe el honor a estos aprendices y su profesorado, de haber sido los INVENTORES de este concurso hoy popular. Fue una actividad mas dentro del programa de convivencia.
Se enseñó a conocer y respetar la naturaleza, convivencia con otros Centros de Enseñanza y, sobre todo ello, vivir unos días en fraterna compañía, gozando de unas instalaciones vacacionales que, de otro modo, no hubieran conocido nunca nuestros alumnos.
Por esos albergues, en distintos modelos y organización, han pasado varias generaciones de alumnos de XÀTIVA y comarca. Hay muchos, hoy ejerciendo magisterio, que nunca sabrán que tuvieron un hada madrina en los tribunales ejercientes, ignorando actitudes de falsa humildad.
Hice de esta parcela un deseo de participación en favor de los niños y sobre todo de los más desprotegidos.
Manuel Sanchis Pardo
Profesor de Educación Física de la escuela de Formación Profesional de Xàtiva.
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